17 septiembre 2014

La fiesta del Milagro

Fuentes policiales y gubernamentales informaron a Télam que 850.000 personas participaron de la procesión y de la renovación del "pacto de fidelidad" con el Milagro.
 "Como culminación de estas fiestas en honor al Señor y la Virgen, quisiera comprometer a todos para que vivamos este tiempo de anuncio misionero”, expresó el arzobispo en la puerta de la Catedral Basílica Mayor, al concluir la procesión.
 Luego, ofreció la bendición previa al emotivo reingreso de las imágenes al templo, apenas pasadas las 20, tras la procesión que se desarrolló esta tarde en una jornada con una agradable y cálida temperatura.
 Pañuelos blancos y banderines agitados en lo alto, lluvias de pétalos de flores y el tañido de las campanas de la Catedral sirvieron para saludar y despedir a las sagradas imágenes, después de su recorrido por las calles de la ciudad.
 Pasadas las 16.30 partió de la Catedral Basílica la imagen del Señor del Milagro, que encabezó la procesión, presidida por el arzobispo.
 Entre las autoridades que realizaron la procesión estaban el vicegobernador, Andrés Zottos, y el intendente de la ciudad de Salta, Miguel Isa, además de ministros y secretarios provinciales.
 El gobernador, Juan Manuel Urtubey, no participó de este acontecimiento religioso, considerado uno de los más convocantes del país, luego de suspender las actividades de su agenda por duelo tras el fallecimiento de su sobrino Bautista, de 17 años, en un trágico accidente ocurrido en la madrugada de ayer.
A las 16 salió del templo la imagen de la Virgen del Milagro, asentada sobre una corona de claveles blancos, detrás del cuadro de la Virgen de las Lágrimas y la Cruz Procesional, que abrió el recorrido.
 Al llegar al monumento 20 de Febrero, el arzobispo instó a luchar a quienes quieren salir del flagelo de la droga, por “el sufrimiento y el dolor de sus padres y por el llanto de sus hijos”.
 Asimismo, pidió “por favor” a quienes trafican drogas que “paren la mano”, porque no pueden “comer sobre el cadáver de jóvenes que se nos mueren”.
“Buscamos un nuevo espíritu, marcado por la laboriosidad”, afirmó Cargnello, quien exhortó a ser “ciudadanos de un mundo cultivado a la medida de la persona humana”. Luego, destacó que “necesitamos recuperar la amistad social” y sostuvo que “la justicia necesita del respeto a la ley”.
 Cargnello solicitó “ser audaces en la creación de fuentes de trabajo” y afirmó que “poder descubrirse cada día como alguien capaz de comer su propio pan, fruto de la tierra y del trabajo el hombre.
fuente: Telam 

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